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“Crónicas del tiempo”…

“El Bote”, tradición popular pérdida en las vorágines del tiempo en el legendario San Bartolo Naucalpan


• En la antesala de “La Noche Libre” del 15 de septiembre, salíamos a las calles a pedir “la feria y las golosinas”, con justamente “el bote, y un año más del vivo recuerdo.


• “El bote cuánta falta nos hace para volver caras y miradas hacia nuestras costumbres y rescatar ahoramismo a esos personajes que lo inspiraron.


Por Mario Ruiz Hernández


NAUCALPAN Méx., a 15 de septiembre del 2025.- Aún y todavía entre sueños, puedo llegar a recordar aquella vieja tradición popular en el legendario San Bartolo, del famoso “Bote”.


No lo sé con exactitud, quién nos trajo aquí esa costumbre española. Pero hay quienes comparten el testimonio de “Don Manuel Rodríguez Castresana, Manolo y Francisco Cano Razo”, propietarios éstos últimos de la histórica lonja mercantil del “Puerto de Veracruz”.


“El Bote” del que les hablo, era un uso justamente popular de niños y jóvenes que recorríamos las principales calles del pueblo, para pedir dulces y feria en los 15’ s de Septiembre.


“El Bote”, previo al Grito de Dolores era, además, el solicitar el indulto y dejar en libertad a presos menores ingresados al “calabozo” de la antigua cárcel del pueblo, cuando había “tecolotes, en lugar de policías y tamarindos de elementos de tránsito” en aquella presidencia municipal sobre la calle de 16 de septiembre, en donde hoy es el Parque Román Díaz.


Cada uno de nosotros, obviamente pequeños, atábamos un madero a un frasco de lámina y/o enlatado que hacíamos sonar pegándole y requerir con gritos al unísono: “bote, bote, bote”.


De ello, tiendas, y pequeños establecimientos que nos daban un regalo; un dulce, una peseta (de 25 centavos), o quizá más, nos aumentaba la felicidad y dicha.


Para aquellos ayeres en que la mayoría nos conocíamos, sabíamos de numerosas personas generosas de las calles de 5 de Mayo y 16 de Septiembre; en el camino del Parque, Juárez y Venustiano Carranza.


La jornada era intensa, y año con año conjuntábamos en esta tradición igual a infantes pudientes, pequeños de todos los estratos sociales para asistir a los comercios en auténtica convivencia vecinal.


Recordar cómo no, las impresionantes vecindades de los Cano en el centro de Naucalpan y de otras familias arraigadas como los Vázquez, Colín, Arzate, Navarro, Becerril, Déciga, Jacob, Moreno y Rodríguez, y en los barrios de San José y Primavera, con el amigo Pepe Báez, Rosy Ruiz, Isaías, Germán y el Ricky Fuentes, Don Max y “Los González Pliego”.


Así también “Los Mayén y Los Ramírez", que daban asilo a cientos de pobladores que salíamos a recorrer la tarde noche previa al Grito de Dolores esa pequeña área.


Con “El Bote”, pudimos establecer una especie de hermandad, entre los habitantes de la cabecera municipal y un sentimiento de arraigo que se prolongó durante muchos años.


Aquellos tendajos y abarroterías de precisamente, Don Manolo y Paco Cano Razo, Jesús, Ángel y Gregorio Cano Soriano, Jorge y Arcadio Cadena, daban muestras de afecto para con los infantes.


Pasar por “Las Bodegas San Francisco y/o Los Chimalpas”, frente al antiguo Edificio de la presidencia Municipal, sobre 16 de septiembre en donde albergó por mucho tiempo, “La Benemérita Cruz Roja”, entre otras instituciones, parecería algo irremediable.


“La Casa Cadena, La Abarrotera de Chucho Cano”, en donde hoy en día es un Bar, asistir al Parque Revolución, en el que asentaba el antiguo Mercado Municipal y la Escuela Primaria, Isidro Fabela y esperar a los infantes de “Las Vías”, al “Águila o al Garbanzo”, lideres de los lustradores de calzado, para iniciar “El Bote”, valía la pena el recorrido por el primer cuadro del perímetro.


Junto a la Clínica del IMSS, en la base de Taxis- en “la Virgen”, claro que no podía faltar “El Cubano y Don Alfonso Herrera-el Cuñado”, entre otros ruleteros que también le entraban con los dulces.


Andar de un lado a otro, llenarnos de sonrisas y acumular en los bolsos de plástico los donativos era una fascinante travesía en que el pasado solo era historia y a veces historieta.


Con “el bote”, pasábamos toda la tarde previa a la denominada “noche libre”, para que por la tarde-noche, subiríamos años después, a lo que hoy es la Presidencia Municipal en la colonia “El Mirador”, a la ceremonia del “Grito de Independencia”.


“El Bote” nos unía a los niños de la época, y aún y cuando no todos sabían de la tradición, compartir el escaparate, de ese día era una total felicidad.


Es innegable que aquellos hombres y personajes de aquí, quisieron enormemente su tierra que los acogió, les dio frutos, prosperidad y que con “el bote” algo en serio nos encomendaron.


De hecho, a esta generación del medio siglo y posiblemente de una década más compartimos tal vez, hasta la plática oportuna, el consejo sabio o la reprimenda orientadora.



Buenos hombres que incluso, en posadas y la navidad tocaban sus propiedades en renta, a regalar dulces a sus niños inquilinos.


Un costal en el hombro en reminiscencia, repleto de colaciones y galletas vislumbraba el ingreso al patio de las viviendas de 5 de mayo en los números marcados con el 26 y 28 de Don Manolo Cano a obsequiarnos los aguinaldos a cada pequeño.


En aquellos días, todavía nos tocó lo último de lo que actualmente es la Plaza o Parque Revolución, la Escuela Primaria, Lic. Isidro Fabela, el mercado de la cabecera, y la contra esquina de las mil hierbas, la casa cadena y otros negocios.

Creo pues, que nuestro mundo de ayer al menos de quienes amamos San Bartolo, es uno de los más conmovedores y atractivos testimonios todavía, pese al desastre de nostalgia.


Recuerdos, saltan de un inusitado dramatismo que nos muestra el otroro lugar de armonía, paz y encuentro de aquellos registros perdidos en el tiempo.


“El bote cuánta falta nos hace para volver caras y miradas hacia nuestras costumbres y rescatar ahoramismo a esos personajes que lo inspiraron.


Verdaderos héroes: abuelos, padres, maestros y buenos amigos que siempre nos han dado la oportunidad de compartir sueños, ideales y principios.


Qué añoranza de esas familias que nos dejaron francamente todo un legado que nos unían. gente que han y siguen teniendo influencia en nuestras vidas.


Una tarea nada fácil espera para poder de nueva cuenta ir a algo que se nota imposible, regresar al pasado y retomar esa y otras costumbres populares.


Escuchamos día a día las perspectivas de una innovadora visión de llegar a dónde sinnúmero de personas no consiguen, y alcanzar ese sentimiento de arraigo, pertenencia e identidad.


En suma, como estas tradiciones del 15 de septiembre, en estos momentos difíciles y caóticos, dentro de una sociedad sorda, en la que todos hablan y nadie escucha. una sociedad sin diálogo, sin plática y fragmentada- diría el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa ¡¡¡ cuánta falta hacen!!!


Gracias al Fondo de Naucalpan de Juárez: Sección Fototeca: Serie: Fotos… por las imágenes ilustrativas en la crónica....


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